Sin-op-sis
Fundido a negro de pétalos transparentes sin unidad aparente. Hacer el cuerpo pedazos, cuartos, tercios y labios que caen cuesta arriba en espiral para un choque preciso, entre cien cables pelados y film traslúcido con sabor a plata sin intimidad entre mis manos.
En mi primer cambio de ritmo, pasen y vean… vean mi círculo magnetofónico con sangre vestida de música, el lenguaje sin permiso de mi paisaje sonoro. No hay atuendo, permanecí inmóvil, lo hice todo al revés al quebrar cristaleras desde mi burbuja de CAOS filosófico – refugio – piensa – emite …—… me suicido …—… con la manos atadas …—… bueno (…)
Tú y tus gatos y tu epidemia de tiempos de inclinar la cabeza. Sois donantes de catástrofes con mascara simple, de pasado dominado por dominantes figuras geométricas con bustos estampados; mientras, yo bailaba en mi busqueda imperfecta. Hazlo tu mismo, enrédandote en la palabrería, como un virus que habita y grita y repite al público sonámbulo una sola acción:
el sonido extremo del presente.
Fundido a negro de pétalos transparentes sin unidad aparente. Hacer el cuerpo pedazos, cuartos, tercios y labios que caen cuesta arriba en espiral para un choque preciso, entre cien cables pelados y film traslúcido con sabor a plata sin intimidad entre mis manos.
En mi primer cambio de ritmo, pasen y vean… vean mi círculo magnetofónico con sangre vestida de música, el lenguaje sin permiso de mi paisaje sonoro. No hay atuendo, permanecí inmóvil, lo hice todo al revés al quebrar cristaleras desde mi burbuja de CAOS filosófico – refugio – piensa – emite …—… me suicido …—… con la manos atadas …—… bueno (…)
Tú y tus gatos y tu epidemia de tiempos de inclinar la cabeza. Sois donantes de catástrofes con mascara simple, de pasado dominado por dominantes figuras geométricas con bustos estampados; mientras, yo bailaba en mi busqueda imperfecta. Hazlo tu mismo, enrédandote en la palabrería, como un virus que habita y grita y repite al público sonámbulo una sola acción:
el sonido extremo del presente.