En DEDO.CORAZÓN hablar de cambios, de arriesgarse, de ir contra las reglas, es algo que suena a pasado, a añejo. En estos últimos años las artes escénicas se han reinventado y se han tenido que adaptar a los nuevos tiempos. Ximena Carnevale y Alessandra García después de haber hecho todo lo que hay que hacer para seguir en primera línea de juego. Trabajar para otras compañías, hacer obras que no tienen nada que ver con su manera de entender el arte, acoplarse a distintas formas de hacer teatro, crear sus compañías y sentir que no es que ganen poco o nada sino que tienen que poner dinero para que éstas sigan adelante. Después de todo esto, reflexionan sobre la responsabilidad que tienen con ellas mismas y con su trabajo.

Y entonces la palabra “fácil” aparece como el enemigo y “accionar” como el motor. Necesitan un proyecto nuevo, algo no dominado, en el que el tiempo juegue un papel muy importante, la improvisación como libreto, poner al artista en peligro para que saque lo mejor de sí, no en la oficina, ni en el despacho de un gestor cultural, sino en el escenario. Es preciso crear formas a la medida del artista, creadas por ellos mismos, no por un bar con tapa teatral. Pero no podemos obviar la realidad, los montajes tienen un periodo de ensayos mínimo de 40 días. Donde los ensayos no se pagan, pero el autónomo, las altas, el transporte, la cartelería son algo indiscutible.