CRUDO

Crudo sirve para caerse en un bar. Todos estamos preparados para una fiesta con payasos. El espectador es ruido y nosotros colores y una caricia en el oído. A partir de hoy, que te ves absolutamente, nunca serás un héroe. Solo quedará alguien con un micro en la bañera cuando el cuerpo desnudo, la carne, los pelos negros y los tacones rojos hagan humedad en las paredes. Y que de tanto aburrimiento te de por mirar el móvil y te empiece a dar hambre… El acero nos hace bailar hasta sudar. Tenemos las rodillas sucias y los pies en la boca. Bailamos porque no sabemos de silencio. Pensamos que Carlos Baute es lo grotesco o lo correcto, lo cruel y lo sordo. Cuando salga de aquí tendré la gasolina en las manos. Vosotros creeréis que soy una vista al mar pero nunca (dejaré de decir la verdad). Lo crudo es una excusa para no danzar y sentirme bailarina de contemporáneo. Estamos educados para estar en el campo y respirar el aire de tu nariz. Tenemos entre las manos 22 canciones y las venas abiertas.

22 canciones, órganos, palabra, ruido, texto… Algunos podemos decir: ”yo he sido teen en los 90”. Lo vimos y disfrutamos todo a través del televisor, la MTV y el NME. Adoptamos a ingenuos rebeldes como iconos y los mató la tendencia y el ocio, incluso llegamos a aburrirnos esperando el año 2000, con sus promesas. Crudo en 2014 es una excusa para decirlo y preguntarlo todo, ¿qué es política? Recordar la caída del muro de Berlín, correr delante de la policía gritando “No a la Guerra” o ver Twin Peaks desde un sofá con tus padres. Aún soñamos a la velocidad de la Juventud Sónica… somos Sailor y Lula… y estamos presentes en esas conversaciones entre Cobain y Burroughs (eso sí era política), porque Pj Harvey fue, es y será nuestra musa antes que de Nick Cave.